Puerta estrecha para que autistas entren a clases

Advierten que los centros educativos se resisten a atender a estos menores  

descripción de la imagen

 Los niños que lidian con el autismo requieren del apoyo de terapistas físicos, terapistas de lenguaje y de docentes. 

/ Foto Por Rodrigo Silva

Por Susana Joma

2016-04-01 7:00:00

Lograr que los colegios  y las escuelas  abran sus puertas para dar educación a las personas con autismo es uno de los retos sobre el que aún no se ve una luz en el país. 

    En eso coinciden Ruth Elizabeth Pérez, Karen de Salazar, Patricia Beatriz López y Camila de Rivera, quienes son madres de infantes que desde temprana edad desarrollaron este trastorno. 

Ruth, quien con mucho sacrificio ha logrado  que su hijo alcance el tercer grado en un colegio, explicó que la inclusión de los pequeños en los centros educativos se vuelve más difícil en la medida que  tienen que pasar de Parvularia a Educación Básica; esto porque en las instituciones argumentan que no tienen maestros especializados para tratarlos.

En caso que los colegios los reciban los padres tienen que pagar un maestro adicional, al que le llaman maestro sombra, para que esté reforzando el aprendizaje del pequeño.

Pero además, el hijo de Ruth, al igual que el de las otras madres, asiste a la Asociación Salvadoreña de Autistas (ASA), en donde a los niños les han brindado ayuda con psicólogos, terapistas (físicos y de Lenguaje) de cara a que se puedan integrar a la vida en familia y a las aulas regulares.

La joven madre dice que el problema de falta de inclusión en los centros es tal que muchas familias que no tienen recursos para pagar maestros y terapistas adicionales deciden no escolarizar a los niños y tenerlos en casa.

Por su parte Karen de Salazar está luchando para que su hijo de cinco años se adapte al sistema regular de educación y sostiene que han tenido logros importantes con el pequeño.  

Karen afirma que se siente contenta y satisfecha del trabajo que están haciendo como familia y del apoyo que reciben de la psicóloga que consultan en lo privado, pero también expresa que está “un poco preocupada” porque el niño asiste a un colegio que sólo tiene Parvularia y “el próximo año el gran reto que tenemos es lograr que lo acepten en un nuevo colegio y que se adapte”.

En el caso de Patricia López,  uno de los problemas que tuvo al principio con su hijo fue encontrar al profesional que les diera el diagnóstico. Eso se logró cuando ya tenía dos años con diez meses.

Luego Patricia y su familia  no sólo tuvieron que asumir el diagnóstico, sino también enfrentar el hecho de que los terapistas particulares son carísimos y no podían pagarlos. Así tras valorar su situación económica decidieron buscar ayuda en la ASA. 

La decisión de apoyarse en la asociación también fue tomada ante el hecho de que para que el niño recibiera terapias en el Instituto Salvadoreño de Rehabilitación de Inválidos (ISRI) tenían que iniciar otro proceso de evaluaciones que llevarían más tiempo y ellos querían que el niño avanzará más.

“Mi meta ahorita es que mi hijo pueda escolarizarse, pero estoy clara que no tengo muchas opciones, que tengo unos tres kinder en los que me van a hacer el ánimo de aceptarlo”, señaló la madre.

La preocupación es compartida por Camila de Rivera, quien también tiene el reto de buscar un nuevo colegio para su niño, pues en el que está ya no lo pueden atender. Esto la obliga a tocar nuevas puertas.

De Rivera señala que además de los problemas que tienen para que les acepten a sus hijos autistas en los centros educativos también lidian con el hecho de que los demás niños y adultos los rechazan por la forma en que los pequeños se comportan.

“Definitivamente si ha habido rechazo, pero siento que es por la falta de información”, explica esta joven madre, quien al igual que el resto pide al gobierno que genere las condiciones para que las personas autistas tengan acceso a educación y en un futuro incluso al empleo.